La importancia de apoyar el diseño nacional.
O como el valor de un abrigo hecho a mano nos permite reflexionar acerca de la industria de la moda chilena.
Hace unas semanas atrás, la diseñadora chilena Elisa de Córdova, publicó el siguiente post en su Instagram:
En este post, la diseñadora chilena expuso la cadena de producción de un abrigo de su colección pre-order, comprado y usado por la ministra del Interior de Chile, Izkia Siches Pastén, cuyo valor es de 650.000 pesos chilenos, unos 735 dólares estadounidenses/ 715 euros.
¿Cuál fue la “polémica”? Un grupo de partidarios del “rechazo”, la opción que está en contra del proyecto de la nueva Constitución que se votará en Chile el 4 de septiembre próximo y que además, es opositora al actual gobierno, criticó a la Ministra Siches por comprar un abrigo de ese valor, como pueden verlo en esta captura de pantalla.
Como era de esperar, muchas personas salieron en defensa del trabajo de Elisa de Córdova, y con razón. Dicho abrigo, no sólo es diseñado y fabricado en Chile, sino que la tela con la que se confecciona dicha prenda, está hecha a telar por mujeres Aymara del norte del país.
Sin embargo, la crítica no está vinculada tanto al abrigo en sí, sino al hecho de que ese grupo del “rechazo” estima que la Ministra Siches, médico cirujano de profesión y Magister en Salud Pública, no debiera usar su sueldo para comprar prendas que consideran accesibles sólo para los “privilegiados”.

Cuando pregunté dónde debiera comprarse ropa la Ministra para ser “consecuente” a ojos de ese grupo, una persona me respondió:
“en donde quiera menos en tiendas donde los precios solo pueden ser pagados por los “privilegiados del país” eso demostraría que vive de acuerdo a su discurso y eso habla bien de una persona y también genera mayor credibilidad”.
Para quienes valoramos el trabajo hecho a mano y el trabajo conjunto que están llevando a cabo varios diseñadores latinoamericanos para crear colaboraciones con comunidades indígenas, no sólo pagando un precio justo por la mano de obra sino que también valorizando su saber-hacer, sabemos que el valor de este tipo de prendas es más elevado que aquellas propuestas por el retail.

Es evidente que no son fácilmente accesibles para quienes ganan el sueldo mínimo (400 mil pesos chilenos, unos 452 dólares US/442 euros), pero están lejos de ser prendas de uso exclusivo de una sola clase social o sector socio-económico. En este caso, la crítica por la compra de ese abrigo está vinculada por la afinidad política de la Ministra con la izquierda y por su crítica constante a los “privilegiados”, pero eso es harina de otro costal.
Desde que asumió su cargo, Izkia Siches optó por vestirse con ropa de diseñadoras chilenas. Si dejamos de lado los colores políticos, esta es una manera de apoyar el trabajo realizado en Chile, no sólo de quienes diseñan, sino también de quienes están detrás de toda la cadena de producción.
El que numerosas personalidades del actual gobierno de Chile hayan optado por vestirse con diseño chileno, ha generado un impacto positivo en la industria de la moda nacional.
Para Elisa de Córdova, Izkia Siches “es una vitrina constante de diseño de autor Chileno y eso ha ayudado a mover nuestra industria textil, dando incluso más trabajo a todas nuestras colaboradoras”.

María Fernanda Arroyo Bravo, diseñadora y creadora de Trébol sastrería, por su parte, nos comentó que tener la posibilidad de vestir a la Ministra con un vestido confeccionado por su taller “le dio más visibilidad y validación a la marca”, tuvo “un incremento de más de 3000 seguidores en la audiencia de redes sociales” y eso repercutió en un aumento del número de pedidos.
En el mundo, numerosas son las personas que cumplen roles como representantes de sus países, ya sea que se trate de diputades, senadores, economistas o primeras damas, entre otras, que eligen vestirse con diseñadores locales con el fin de apoyar la industria de sus países. Eso es lo que permite que las marcas y diseñadores se hagan conocidos.
Ejemplo de ello, fue el cambio de mando en Chile que tuvo lugar el 11 de marzo de este año. Es la primera vez que el diseño de autor chileno estuvo presente en la conversación, no porque sea un tema frívolo, sino porque nunca antes los actores políticos habían querido marcar la diferencia a través de su vestuario.

Recientemente, durante la toma de posesión del gobierno de Gustavo Petro en Colombia, tanto Francia Márquez, vice-presidenta, así como otros personeros del nuevo gobierno, optaron por vestirse con diseñadores colombianos, lo que ha sido muy alabado en dicho país.

Sabiendo que el sistema-moda en Chile es bastante precario, no se debe desestimar la visibilidad que dan las figuras públicas al diseño chileno. Aquello permite generar mucho más trabajo y valorizar la cadena de producción que existe detrás de la confección de una prenda.
Si llevamos esa reflexión hacia nuestro continente, podríamos incluso, comenzar a dictar “nuestras propias modas” y dejar de lado aquellas impuestas por Europa.

Es de esperar que, independiente del color político que representan, sean muchas más las figuras políticas y públicas chilenas que opten por el diseño nacional, para así, ayudar a levantar una industria, que por mucho tiempo, ha sido dejada de lado.
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