¿Es posible mantener el legado de un/a diseñador/a que deja su marca?
O de si podemos continuar con la ilusión de que se puede revivir a los muertos.
La Semana de la Moda de París recién pasada, que se llevó a cabo entre el 26 de febrero y el 5 de marzo de este año, marcó el debut del nuevo Director Creativo de la casa Alexander McQueen, Seán McGirr.
Este último asumió dicho puesto en reemplazo de la diseñadora Sarah Burton, quien estuvo a la cabeza de la marca desde la muerte de Lee Alexander McQueen (2010) hasta el pasado 30 de septiembre de 2023.
La expectación era enorme, no sólo por la curiosidad que tenía el público por conocer esta primera colección, sino también porque muchos se preguntaban si el diseñador irlandés sería capaz de continuar con el legado de McQueen.
La respuesta llegó con esta primera presentación y esta no fue positiva. Para quienes son grandes admiradores del trabajo realizado por Lee Alexander McQueen, tanto en Givenchy como en su propia marca, la desilusión no se hizo esperar y no dudaron en manifestarla por redes sociales.
Algunos la encontraron demasiado simple y alejada del trabajo del creador original, otros señalaron que se trata de una colección “demasiado comercial”. Personalmente, encuentro que es una colección “correcte”, como dirían los franceses, que no me provoca gran entusiasmo porque he visto mejores propuestas en otros diseñadores menos mediatizados.
Ocurre lo mismo con la marca Balenciaga. El trabajo de Cristóbal Balenciaga dejó una impronta tan grande, que ver lo que está haciendo Demna Gvasalia hoy en día molesta muchísimo. No tanto por sus diseños, sino porque con sus últimas propuestas y escándalos, ha ensuciado el nombre del diseñador original.
Sólo en sus colecciones de Haute Couture es posible ver el legado de Cristóbal Balenciaga. Sin embargo, con las colecciones prêt-à-porter éste se pierde. Aquello me parece obvio, porque el fundador de la marca nunca hizo prêt-à-porter. Es más, se negó a hacerlo y fue una de las razones que lo llevaron a cerrar su casa de moda.
¿El resultado? Tenemos a un diseñador que usa una el nombre de una marca establecida para presentar propuestas que nada tienen que ver con el espíritu de la misma.
Esto reafirma lo que vengo diciendo desde hace un tiempo, Demna no necesita de la marca Balenciaga para presentar sus propuestas. Pienso que ya es tiempo de que de un paso al costado y de que cree su propia marca.
En el caso de Elsa Schiaparelli, después de haber estudiado su trabajo, constato que la gran diferencia entre su propuesta y la de Daniel Roseberry, actual director creativo, es que la diseñadora italiana encarnaba su marca. Todo lo que ella creaba formaba parte de su forma de ver y de vivir el mundo. Lo que vendía era su propio estilo, su “aura”, si lo prefieren.
El actual director creativo retoma elementos de dicho universo y los plasma en atuendos que difícilmente podrán ser adquiridos por los admiradores de la marca. Sin embargo, su trabajo se apega muchísimo más al espíritu de Schiap, como le gustaba que la llamaran, pero es un trabajo en solitario, no vinculado a un movimiento cultural como el que le tocó vivir a Elsa Schiaparelli.
Podríamos continuar analizando lo que ocurre con las/los desaparecida/os Jeanne Lanvin, Madeleine Carven, Christian Dior, Coco Chanel, André Courrèges, por mencionar algunos.
Todas estas marcas continúan existiendo, pero la mayoría de sus directores creativos se han alejado bastante de sus fundadores y han basado su narrativa y estilo en aquello que los grupos económicos que las controlan, consideran puede gustar al máximo número de personas y vender más.
Pienso que hoy en día, la industria de la moda europea se está viendo enfrentada a una realidad poco alentadora, en la que el “legado” se está convirtiendo en una repetición que permite mantener los números en alto, pero que impide a sus creadores ser innovadores, como lo fueron los fundadores de las marcas para las que trabajan.
Mi invitación es a dejar a los dioses de la moda en el sitial que les corresponde y darle el espacio necesario a las nuevas generaciones de diseñadores para que muestren aquello de lo que son capaces, sin esperar a que revivan las glorias pasadas.
Porque lamentablemente, no podemos revivir a los muertos.
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Estoy muy de acuerdo. Al final, creo que lo que estamos viendo hoy en la industria es que la moda se está convirtiendo en lujo, es decir, se está alineando a unos estándares que definen cómo debe ser, y esto conlleva reciclar modelos clásicos y cortarle las alas a la creatividad, algo que por lo menos la Alta Costura aún puede salvar y casi casi, una de las razones por las cuales existe, por el mero hecho de ser moda como arte, sin estar sujeto a la rentabilidad del negocio (de eso se encargan las líneas de perfumes y cosméticos). La colección de McGirr fue sí, comercial, pero también retomó la estética de las primeras colecciones de Lee, algo que creo no muy acertado, ya que McQueen evolucionó bastante y sus técnicas y propuestas de cuando era recién egresado no necesariamente deben traerse literalmente a 30 años de su aparición, sino más bien traerse al contexto actual y respetando el crecimiento y el legado del diseñador/marca. Además, como bien mencionas, las colecciones de McQueen fueron controversiales porque tenían un mensaje personal y una denuncia social. Si, por otro lado, quiso hacerlo por hacerlo comercial, pues caemos otra vez en que las marcas se orientan a especulaciones financieras, alejándose de la creatividad. También coincido en que Balenciaga debería ser Alta Costura y Demna puede hacer sus cosas por su cuenta, ya se colgó demasiado de un nombre ajeno pisando su legado.
Es cierto que no podemos revivir a los muertos, tal vez debería analizarse cada caso por separado. Creo que Chanel no tendría problemas con la continuación que se le ha dado a su marca, muy en línea con el mercado y modelo de negocio que ella instauró, pero Cristóbal... creo que se estaría retorciendo al ver cómo para Demna el fit perfecto consiste en envolver a las modelos en cinta adhesiva...
Muchas gracias por abrir este tema y perdón si en vez de comentario les eché un podcast jejeje